Francisco de Orellana fue el descubridor del gran río mar en el año 1542
Pues sí, todo empezó cuando el increíble rescate obtenido por los españoles por la supuesta libertad del inca Atahualpa, estimuló poderosamente la ambición de los conquistadores, que a nombre del Rey y de la Iglesia Católica recorrían valles y montañas en busca de tesoros.
Francisco de Orellana organizó entonces una
expedición hacia el país de los tesoros y la canela. Orellana partió de
Guayaquil el 4 de febrero de 1541; llega a Quito, reorganiza su caravana
conformada por 23 hombres y avanzan hacia su nueva conquista.
Orellana y sus hombres, sostuvieron varios combates
con las tribus belicosas que salían a su paso, sufriendo así varios
contratiempos. Al pasar los días, los expedicionarios iban muriendo, los
abastecimientos se agotaban, hasta no tener ni qué comer. Era ya diciembre y la
mayoría de expedicionarios se dieron cuenta que la expedición no llegaría al
lugar que se buscaba, por lo que comenzaron a rebelarse, pero tanto fue la fe y
la perseverancia que el 12 de febrero de 1542, se descubre el inmenso río mar.
El nombre de «Río de las Amazonas» fue puesto por
Francisco de Orellana después de haber tenido un combate con unas mujeres
intrépidas y guerreras, con las cuales se enfrentó el 24 de junio de 1542.
El 12 de febrero, el Ecuador celebra la fiesta de la
Región Amazónica, o Día del Oriente Ecuatoriano», como lo hacíamos antes. En
esta justa conmemoración están, inmersas sus hermosas provincias Sucumbíos,
Francisco de Orellana, Napo, Pastaza, Morona Santiago y Zamora Chinchipe.
Región cimera e importante en la vida nacional por su grande renglón económico
fincado en sus recursos naturales como el petróleo y otros minerales, las
especerías, la producción agrícola y ganadera, la floricultura con sus
sofisticadas orquídeas, etc.
La hazaña formidable de Orellana y el descubrimiento
de este sector ecuatoriano-amazónico, nos llena de enorme satisfacción por su
obra titánica, por lo cual el descubridor da a conocer la reciedumbre de la
gente que lo acompañó en esta magna obra.
No se trata de ese lejano Oriente de Chinos y Japonés, sino del Oriente nuestro, bien ecuatoriano, que comienza a pocos kilómetros de Quito; hasta hace poco se extendía y dilataba como un gran misterio, como el ignoto y lo exótico; hoy en cambio le vemos como el gran centro de acopio de riquezas naturales que generan ayuda y progreso para todo el país, aunque con mucha pena – debemos decir que- a los pueblos del sector Oriental, no atienden los gobiernos de turno con las carreteras, obras indispensables de educación, salud, infraestructura, y tantas otras innumerables necesidades.
El descubrimiento del río Amazonas justificó la
consagración de esta fecha como «DÍA DEL ORIENTE ECUATORIANO», hoy Región
Amazónica. Y si hace siglos el Oriente fue reto para lo trascendental de los
hombres que lo descubrieron con todas sus riquezas, hoy nos llama a los
ecuatorianos a trabajar por él, con más fe y espíritu vigoroso y emprendedor,
sigue latente la misma invitación o cita a los ecuatorianos para realizar una
nueva hazaña que deberá consistir en el completo aprovechamiento de sus
recursos naturales, en la habilitación de sus tierras para todos los cultivos
mediante previas programaciones técnicas que se puedan cumplir, alejando la
mentira, engaño y demagogia. Esta región ha dejado de ser un «mito», como
desafortunadamente un presidente de la República le llamó. Hoy no corresponde
continuar con la tarea y propósitos de los descubridores. Que el despliegue del
trabajo.
La coordinación de los esfuerzos, el planeamiento de
sus obras integracionistas conviertan al Oriente en la atracción nacional,
dando también paz y bienestar a sus habitantes. El prolegómeno de la acción
conjunta dará énfasis a la importancia del Oriente Ecuatoriano. Tal como consta
en el Registro Oficial No. 245, del 5 de agosto de 1980. No. 41
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